‘La ola americana’: Mi cortometraje más experimental

Fue un 12 de junio de 2019. Hace ya casi dos años que se inició el periplo de ‘La ola americana‘ por festivales de cine de todo el mundo. Esta vez no hubo selecciones lejos de casa, pero hicimos el trabajo diario de distribuirlo por 24 países distintos.

Pero empecemos por el principio:

En febrero de 2016 iniciamos el rodaje de este corto, tan diferente a lo que había hecho antes, empezando por el equipo: Si en ‘Esta kasa está okupada’ conté con 15 actores, y 13 técnicos, en esta ocasión el equipo estuvo formado por 7 personas en total, aunque la mayor parte del rodaje conté sólo con la colaboración de Alberto Barberá detrás del objetivo, para el que anteriormente había actuado en varios cortometrajes, y al que conocí en el rodaje del mediometraje de artes marciales ‘Red Freak Fighter’ .

La comedia siempre ha estado muy presente en mi corta filmografía, y los diálogos han tenido un peso importante en ellas, pero en esta ocasión opté por la ausencia de palabras. Ni diálogos ni voz en off. Renunciar a la comedia también me permitió usar sombras duras recreando la fotografía del expresionismo que tanto me gusta, y que no hubiera encajado en proyectos anteriores. Gonzalo Paracuellos consiguió la imagen que estaba buscando en la secuencia del baño.

Así lucía originalmente la secuencia.

Esa secuencia se rodó dos veces. Hice un primer montaje y se lo mostré a los técnicos y becarios de los platós de la Universidad Cardenal Herrera CEU, que me prestó el material para rodar, y llegué a la conclusión de que se iba a entender mejor con unos planos detalle que no teníamos, así que repetimos la escena entera. La edición final correría a cargo de Alberto Barberá.

Fue de gran ayuda el maquillaje de Elena Cabezas, quien consiguió que no hubiera un fallo de racord en mi barba.

En la mayoría de mis cortos escribí la letra de la canción principal, pero en esta ocasión no fue así. Me divertí mucho viendo como Edgar Codutti buscaba esa inquietante ambientación musical que requería la pieza. Después de pasarle varias referencias de lo que quería, pasamos varias tardes en las que probó muchas cosas con la guitarra, aunque finalmente optó por el teclado. Es curioso, porque Edgar es guitarrista profesional. En casa del herrero…

Edgar Codutti experimentando con el teclado.

La producción musical corrió a cargo de Juan Carlos Esteve (Partituras Gran Coda).

Grabando la banda sonora. A mi izquierda Edgar Codutti, a mi derecha Juan Carlos Esteve.

Volviendo a la distribución, en el caso de los cortometrajes experimentales es más difícil encontrar festivales que los reciban. No hablo de que los seleccionen, me refiero a que sus bases permitan que participen cortos experimentales. Si puede enviar ‘Amor demente’ a más de 240 festivales, en esta ocasión han sido 129 festivales en el mismo periodo de tiempo.

Las alegrías llegaron desde ‘La Terreta’. En octubre de 2019 volvimos al CIM Sueca para estrenar el corto. Se alejaba un poco de la temática habitual del festival, donde suelen primar las cintas de terror y acción, muchas veces con un toque de humor, pero no fue un impedimento para mostrar el corto en la localidad de Enric Valor. Encima me dejaron subir al escenario del Bernat y Baldoví guitarra en mano. Posiblemente mi actuación más caótica, pero eso es otra historia.

Un año después, ‘La ola americana’ se proyectó en Valencia, en la sección oficial del Festival Cinema Ciutadà Compromés.

Finalmente, solo me queda dar las gracias a todo el equipo que hizo posible este corto y a los festivales que nos acogieron.

Os dejo el enlace a pie de página para que lo veáis si os apetece.

A propósito de ‘El círculo’ (Jafar Panahi)

‘El círculo’ fue la tercera película del iraní Jafar Panahi , ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia.

Es una cinta muy coral, una constante en la filmografía de Panahi, que refleja la represión que sufren las mujeres en la sociedad de la república islámica.

Sin embargo, no percibo el sutil toque de humor que tienen películas posteriores suyas, como ‘Fuera de juego’, ‘Taxi Teheran’ o incluso ‘Esto no es una película’.

El director maneja muy bien la tensión en la segunda secuencia del film, dejando perplejo a un espectador que va entendiendo lo que pasa conforme va avanzando la misma, pero al que ,de entrada, le falta información.

Y esas ganas de saber más se mantienen a lo largo del metraje, con personajes que sirven de hilo conductor de la historia hasta que desaparecen sin darnos cuenta, y nos quedamos con la duda de qué les pasará cuando la cámara deja de mostrar sus vidas. O quizá lo intuimos.

Su dirección es eficiente, sin prestarse a virtuosismos.

La estructura de la cinta es circular: Empieza con una puerta con un ventanuco que se abre, y termina con una puerta con un ventanuco que se cierra.

Destaca la ausencia de música, ni siquiera en los créditos finales.

Hay quien aboga por terminar con el cine ideológico. Yo espero que no se deje de mezclar cine, crítica social e ideología si se hace tan bien como lo hacen Jafar Panahi o Ken Loach.

 

el circulo

La actriz Nargess Mamizadeh en ‘El círculo’.

‘El tabaco puede matar’ y su periplo

Una vez terminado el recorrido por festivales del cortometraje ‘El tabaco puede matar’, es buen momento para hacer balance.

No suelo mandar mis cortos a festivales punteros, aunque esta vez hice dos excepciones:
Lo mandé a Cinema Jove, que tiene bastante prestigio internacional. Eso sí, lo presenté a la sección para cortos valencianos. No lo cogieron.
La segunda excepción fue el festival de Gijón. Lo mandé porque solo me costaba 1 euro hacerlo mediante la plataforma digital Festhome; por probar si sonaba la flauta; y sobre todo porque tenía ganas de comer cachopo, un plato típico de Asturias. Tampoco lo cogieron, y lo peor es que sigo sin comer cachopo.
No lo he mandado a ningún festival que pida una cuota por participar, porque considero que hay festivales muy importantes que no cobran por la inscripción de cortometrajes, como los anteriormente citados o el Festival de Málaga.
Lo he enviado a 72 festivales de todo el mundo (menos Oceanía), y lo han seleccionado en 3 .
Por otra parte, se poyectó en una retrospectiva de todos mis cortos, dentro del festival Benimaclet conFusion. ¡Joder! Ese Gabaldón debe ser alguien importante cuando le dedican retrospectivas, podría estar pensando alguno. No, la propuse yo.

¡Que guay! Se proyectaría en algún sitio glamuroso como un teatro o algo así.

No, se proyectó en una minúscula habitación de un piso de estudiantes, con el desorden y la suciedad típica de todo piso de estudiantes que se precie.

Glamour cero, pero más underground imposible.
Volviendo a los festivales en los que ha sido seleccionado, uno de ellos fue el CIM Sueca: Festival de Cine Internacional de Merda ¿Necesita traducción? El CIM es como Sitges pero pobre, y con más humor. Cada vez que un personaje se lleva un guantazo, un tiro, o explota en mil pedazos, la gente se pone a gritar y a aplaudir como si estuviera en un estadio de fútbol. Cuando sale alguna chica enseñando pechuga, el algarabío es todavía mayor, por lo que os podéis hacer una idea del perfil de público que va al cim: Frikis, solteros, pajilleros, valga la redundancia. Por cierto, CIM significa cima en catalán. La cima de la mierda. Este fue el segundo año que me seleccionaron un corto allí y ganamos el premio al mejor actor y mejor canción. Las dos veces que han seleccionado algún corto mío allí, en vez de hacer presentaciones al uso, hago pequeños monólogos que terminan con una canción humorística. No sé si me dieron el premio por mi interpretación en el corto o por mi interpretación en la presentación del mismo.
Al segundo festival (Cinema Grandprix) no fui. No porque pase de ir a festivales como Woody Allen pasa de los Oscars, si no porque estaba al otro lado del mundo, concretamente en Cibinong, Indonesia. Lo mandé por error, pensaba que Indonesia estaba en Oceanía, y ya que lo había mandado por todo el mundo menos allí, pues me hacía ilusión cerrar el círculo. Resulta que Indonesia está entre Asia y Oceanía, y Cibinong concretmente está en Asia, así que mi gozo en un pozo. 

El tercer y último festival en el que nos seleccionaron fue en el del pub Radio City, también en la sección de cortos Valencianos. Fue un bonito fin de fiesta por jugar en casa; en mi ciudad; en un lugar que recuerdo con cariño. No por sus proyecciones de cortos ni por su música o sus copas, si no por una rubia que quiso seducirme, algo muy normal si te llamas Arturo ‘Chatín’ Fernández, pero no si te llamas Pablo Gabaldón.

A la proyección en Radio City no faltó la protagonista del corto, Susana Pastor, como tampoco faltó el resto de ocasiones. Siempre es importante sentirse acompañado por el resto del equipo, porque los cortos no son cosa de uno, si no de mucha gente.
¿Qué he sacado de mi paso por festivales además de palmar más de 83 euros en gastos de envío (en total habrán sido 95 o así, me faltan datos de 3 festivales)?
A parte de los premios en el CIM Sueca, ser semifinalistas del Cinema Grandprix  y alguna mención en periódicos y blogs de varios países, a raíz de mi paso por el CIM me ofrecieron escribir en ‘Sense criteri‘, un blog irreverente y en valenciano sobre cine, fundado por uno de los creadores del festival.

También me ha obligado a leer y escribir en inglés, ya que las bases de los festivales internacionales están en esa lengua.
Realmente, los cortos llegan a más espectadores desde plataformas como Youtube que desde los propios festivales, pero estos te hacen salir de la caverna y relacionarte con personas que comparten la misma pasión que tú:

El cine

Algo de luz sobre las subvenciones al cine

Hace poco publicaba Las Provincias una noticia de Europa Press con el siguiente titular: «Más de 20 películas españolas estrenadas en 2016 no han llegado a 100 espectadores«.

Muchos de los comentarios de los lectores hacían hincapié en el manido tema de las subvenciones, dando por hecho que las películas mencionadas las habían recibido. La mayoría de títulos ni me suenan ¿Por qué?

Seguramente sean películas pequeñas sin subvenciones ni televisiones detrás, por eso apenas habrán gastado dinero en publicidad y distribución, y la consecuencia es que no han tenido espectadores. El gasto óptimo en publicidad debe ser como mínimo lo que cuesta producirla, y me juego una mano a que después de producirlas no les quedaba dinero.

Las películas que más recaudan sí suelen recibir subvenciones, y eso no quiere decir que sean mejores, ni mucho menos, de hecho son las que más dinero reciben porque una parte de las ayudas están supeditadas a la recaudación de la película en taquilla. Por ejemplo, para cobrar las ayudas del ICAA en relación a la venta a la venta de entradas, hay que vender 60.000, o 30.000 si están hechas en una lengua cooficial o si el director es novel ¿Os vienen a la cabeza muchas películas rodadas en catalán, euskera etc en los últimos años? A mi ‘Pa negre’ y poco más, y si os vienen pocas a la cabeza, probablemente las que hay no han tenido 30.000 espectadores.

Por otro lado, si pensamos en directores que hayan tenido éxito con sus primeras películas, puede que haya alguno más, como Daniel Sánchez Arévalo, Amenabar, Jonas Trueba…Pero vamos, no creo que haya muchos directores que consigan vender 30.000 entradas con sus primeras películas.

Este tipo de subvenciones por recaudación ha generado algún casos de fraude de productores que hinchaban la taquilla comprando parte de las 30.000 o 60.000 entradas necesarias para cobrar las ayudas.

Las ayudas se cobran con años de retraso, con lo cual hay que tener un capital importante para rodarla, de hecho, para recibirlas, el productor tiene que demostrar que dispone de un porcentaje X del dinero que va a recibir, por ejemplo un 30% de 20.000 euros, dependiendo de la administración que otorgue la subvención ¿Cómo se consigue ese dinero? Muchas veces pidiendo créditos y poniendo viviendas como aval. La administración pública paga tarde, pero el banco no perdona.

Otro falso mito es que las subvenciones se las lleva el director. Por lo general, las ayudas se cobran a través de una productora, aunque sean ayudas otorgadas en base a un guión o para el desarrollo de uno. Ni director ni guionista, o hay una productora detrás o no se cobran.

De las películas citadas en la noticia solo he visto ‘L’Ovidi-El making of de la pel.lícula que mai es va fer‘, una mezcla entre documental y ficción que en principio iba a ser exclusivamente de ficción, y negociaron para que Canal 9 la produjera, pero la cadena autonómica se hechó atrás en el último momento, poniendo en peligro la realización de la cinta, que finalmente necesitó de una campaña de crowdfunding y una reescritura del guión para salir a la luz.

Los títulos que se mencionan en la noticia (muchos de ellos documentales) habrán tenido pocos espectadores en proyecciones comerciales, pero no hay que obviar que hay otras vías de exhibición y de obtención de ingresos, como festivales, reproducciones en plataformas on line, venta de DVD etc. Solo con su proyección en Mostra Viva del Mediterrani, la película sobre Ovidi Montllor ya tuvo más espectadores de los que tuvo en sala, y además se pudo ver en el Festival de Málaga. Estas películas al menos se han estrenado en cines y han recaudado algo, otras muchas ni eso.

Toda esa gente que le molesta que el cine tenga subvenciones, principalmente porque los del cine «Son unos rojos antipatriotras que solo hacen películas de la Guerra Civil», me pregunto que opinarán sobre las multinacionales a las que se les ceden terrenos públicos para que se instalen en España, cuando al pequeño empresario le ahogan con la cuota de autónomos; o qué piensan de los hospitales pagados por las administraciones y gestionados por empresas privadas que buscan el beneficio económico por encima de la salud de sus pacientes; o qué les parece que clubes de fútbol profesionales estén sustentados en parte por dinero público.

Son gente a la que les molesta que Trueba dijera que no se siente español, pero les da igual que no haya pagado a los autores del argumento de ‘La niña de tus ojos’ por utilizar los personajes que crearon en ‘La reina de España’.

ovidi

Eduard Fernández en ‘L’Ovidi-El Making of de la pel.licula que mai es va fer’, dirigida por Vicent Tamarit y protagonizada por el actor catalán y Rosana Pastor.

Contenidos para una televisión pública

Propuesta de modelo

Una cadena pública tiene que tener precisamente carácter de servicio público, algo que no tienen todas las cadenas ni todos sus programas. La televisión pública debe ofrecer un amplio contenido cultural, y debe de nutrirse de contenidos para un público minoritario que no encuentran espacio en las parrillas de las cadenas privadas, además de tener contenidos más comerciales. No debemos pensar que entretenimiento está reñido con cultura. Un contenido de entretenimiento puede tener valor cultural, y un contenido con una función clara de divulgación cultural puede ser entretenido.

La vocación de servicio público no es ni debe ser exclusiva de los canales públicos. Un ejemplo clarísimo de vocación de servicio público en una televisión privada, y que podría tener cabida perfectamente en una televisión pública, es el programa “Taller Canal Plus”, en el que Antonio Muñoz de Mesa entrevistaba a alguna personalidad del cine, para después dar paso a las preguntas de los alumnos de Comunicación Audiovisual de la Complutense. Este formato puede ser interesante para otras áreas si se le pone imaginación. Es un formato que no solo busca entretener al espectador, también es pedagógico. La gente pasa muchas horas delante de la televisión, si además de entretenerse puede aprender algo, mejor que mejor.

Sería imposible describir todos los contenidos que pueden tener cabida en una televisión pública, pero ahí van algunos ejemplos que podrían ser interesantes y no tienen espacio en otras cadenas o han sido maltratados en la parrilla de emisión.

Ficción audiovisual

Una televisión pública tiene capacidad de arriesgar con la selección de películas que emite. Con la proliferación de las cámaras digitales de calidad, muchos directores se han lanzado a dirigir y producir largos sin haberlos vendido primero. Películas que pasan con suerte, de los festivales a Youtube, o con mucha suerte a la sección de DVD de la Fnac. Ninguna televisión las compra para emitirlas, porque no han intervenido en el proceso de producción, y en los cines tampoco tienen hueco por la distribución por paquetes ¿Por qué no darle salida a estas películas? Una televisión pública se puede permitir comprar los derechos y emitirlas. Además, sería un impulso para que se produzca cine independiente, sin las imposiciones de las cadenas, y con un mayor control por parte de directores y guionistas. Esto es extensible para los cortometrajes y las webseries, que también podrían encontrar un escaparate en la televisión pública. Seguramente las grandes productoras de este país se opondrían a la emisión de estos contenidos, aunque se siguieran emitiendo los suyos también, pero hay que ser valiente.

Un ente público podría producir mediometrajes, un formato muy televisivo y que sin embargo escasea en las televisiones españolas por la tendencia de las cadenas a alargar los contenidos con el fin de mantener la audiencia. La televisión pública debe mantenerse al margen de esa guerra por la audiencia. Si en todo el mundo se producen series cómicas de media hora y dramáticas de 50 minutos, una televisión pública debería hacer lo mismo, porque lo que debe primar es la calidad del producto.

Una televisión pública también puede permitirse comprar títulos extranjeros que solo se ven en festivales ¿Va a emitir Telecinco una película asiática o africana? O sin cambiar de continente ¿Va a comprar los derechos de una película francesa o italiana que no haya sido un gran éxito en el cine? Y estas películas no tienen qué ser necesariamente aburridas, pueden estar cargadas de humor, tener un ritmo ágil… El cine es entretenimiento y cultura, aunque a veces pueda pesar más una cosa u otra.

Además de los encuentros posteriores con profesionales que participaron en el rodaje de las películas emitidas, también puede haber tertulias con gente que aporte algo más al visionado del film (críticos, historiadores…). El público debería acudir al plató y ser partícipe del programa, no limitarse a aplaudir cuando lo diga el regidor. También se podrían abrir vías de comunicación para que los telespectadores pudieran intervenir en las tertulias y conferencias, preguntando o dando su opinión desde casa. Llevemos el cinefórum a la tele.

Artes escénicas y música en televisión

El teatro a veces es caro (y más con el 21% de IVA cultural, ese impuesto que se cobra igual a un parado que a un empresario de postín), y sobre todo si se va en familia, pero ver la televisión es más asequible ¿Por qué no programar obras de teatro en televisión? En el clásico “Estudio 1” programaban precisamente clásicos: Moliere, Shackespeare… ¿Y por qué no autores contemporáneos? Mucha gente puede conocer a Shackespeare por las adaptaciones al cine de Kenneth Branagh, pero que ni les suene el nombre de David Desola. Puede que hayan visto alguna adaptación al cine de obras de Jordi Galcerán, pero no conozcan las obras originales. Una combinación de autores clásicos y contemporáneos estaría bien. Por mucho que los clásicos hablen de temas universales, probablemente un espectador del Siglo XXI se identificará más con autores del S XXI.

Si los autores están vivos, también se podrían organizar encuentros como los anteriormente descritos.

Esta propuesta va más allá del entretenimiento de calidad, podría ser un parche para la industria teatral. “El viaje a ninguna parte” reflejaba las dificultades de una compañía de cómicos de la post-guerra española, pero décadas después, tampoco es que hayan mejorado mucho. Los productores no suelen tener dinero para pagar los ensayos, los ayuntamientos tardan meses en pagar los cachés, y los dramaturgos no se hacen ricos ganando premios. Si la televisión pública pagase a tiempo, sería un respiro para los afortunados. Esto es extensible a la danza o el circo. Sería interesante que la televisión programase ballet clásico o danza contemporánea, pero también otros estilos desconocidos o no, como el butho o el funky.

Tampoco hay que olvidar la música en directo, tanto de músicos consagrados como de bandas que no tienen espacio en las radiofórmulas.

Otros contenidos

Por otro lado, también puede comprar los derechos de emisión de deportes minoritarios como el baloncesto, producir programas monográficos para aprender a tocar un instrumento o un idioma, contenidos en versión original subtitulada, folclore…

Un horario apropiado

Emitir contenidos como los descritos a lo largo del texto no sirve de nada si se programan a horas intempestivas, o si se interrumpen con interminables bloques publicitarios. Los contenidos sobre cine, música y artes escénicas deben programarse en prime time o por la tarde, no a las doce de la noche.

Televisiones autonómicas

Si hablamos de una televisión autonómica en una comunidad con lengua propia, la mayoría de contenidos deberían ser en esa lengua, para fomentar su normalización en la sociedad. Puede que en Catalunya el catalán esté asentado, pero en muchas zonas de la Comunidad Valenciana se desconoce nuestra lengua. La televisión puede ser de gran ayuda para ampliar vocabulario y mejorar la pronunciación, o para aprender frases hechas. Es una forma más amena de aprender que el verse obligado a estudiar una lengua porque puntúa mucho en unas oposiciones, y genera más cariño por nuestra lengua y nuestra cultura que la casi imposición.

Lo que no se debe hacer

Por último, quiero dar algunas pinceladas de lo que no se debe hacer. No se deben usar los informativos como medio de propaganda política del gobierno, los informativos deben ser plurales y críticos. Tampoco se deben usar para publicitar los contenidos que emite o produce la cadena, para eso ya está la publicidad.

Si las cadenas privadas quieren competir entre ellas copiando formatos de éxito, adelante, pero no creo que una televisión pública deba entrar en esa guerra. Me parece más interesante arriesgar e innovar antes que copiar.

Para finalizar, no debe emitir programas de prensa rosa. Ya hay una oferta más que suficiente en las privadas para quien quiera verlos, y no me parece que tengan calidad suficiente para emitirse en un ente público.