Un hombre importante con luces y sombras

Hoy (por antes de ayer) ha  muerto a los 97 años Santiago Carrillo, un hombre al que ha perseguido la polémica. Se le acusa de ser responsable de la matanza de Paracuellos, aunque siempre negó su participación directa. Parece claro que antes o después tuvo conocimiento de ella como Consejero de orden público. El historiador Ian Gibson piensa que la carnicería «fue llevada a cabo por comunistas rusos enviados desde Moscú».

La lucha por el liderazgo del PCE fue eso, una lucha que terminó con la expulsión de Jorge Semprún y una relación fría con Dolores Ibarruri. Lo que no se puede negar es que Carrillo fue un luchador anti franquista. Detuvo la batalla del Valle de Arán, que muchos consideraron la última oportunidad para ganar la guerra, pero pensó que era mandar a la mayoría de guerrilleros a una muerte segura. Lideró peor o mejor, la fuerza opositora mejor organizada durante la dictadura. Durante la transición pactó con Suarez la renuncia a la república con tal de que legalizara el PCE, lo que nuevamente ocasionó discrepancias dentro del propio partido.

Durante el 23-F protagonizó un momento histórico junto a Adolfo Suarez y Gutierrez Mellado, siendo los únicos que permanecieron sentados en sus escaños ante la irrupción de Tejero. Carrillo explicó posteriormente que estaba convencido de que iban a matarle, y quiso mantener su dignidad.

Las tensiones continuaron en su etapa como diputado por los malos resultados electorales, y concluyeron con la expulsión de Carrillo del partido que lideró (con el tiempo le pasó lo mismo que a Semprún). Tras su expulsión fundó el Partido de los Trabajadores de la España Unida Comunista, que finalmente fue absorbido por el PSOE y el asturiano se desvinculó del partido que había creado.

Carrillo fue impulsor del Eurocomunismo, y autor del libro «Eurocomunismo y Estado». El eurocomunismo es una vertiente comunista que rechaza el sistema soviético y apuesta por un modelo pluripartidista.

Con sus aciertos y sus errores, la historia de España no se entiende sin la figura de Santiago Carrillo.